EL LIBERALISMO EDUCATIVO: ROUSSEAU

Hasta el S XVIII, las filosofías de la educación defendidas por platón y Aristóteles, predominaron y marcaron las pautas en el campo educativo, pero fueron las nuevas concepciones sobre educación aportadas por Rousseau las que dieron lugar a las primeras corrientes de oposición a las mismas.
Si hasta ese momento, el proceso educativo giraba en torno a la figura del maestro como autoridad que cumple su función enseñado y las disciplinas como contenido a enseñar, ahora, las disciplinas o asignaturas pierden su importancia y serán el niño y sus necesidades , los ejes en torno a los que se articulará el proceso. Son por tanto el niño y sus interese, los que constituyen el centro de la educación y esta, facilitara el desarrollo de las potencialidades sin imposición externa de ningún tipo lo que descalifica a la educación pública que según Rousseau educa para la sociedad y preconiza la educación individual que le protegerá de los influjos nocivos dela sociedad.
El tipo de educación, que se estaba llevando a cabo en Europa en el S XVIII, coincide con el que Rousseau en la 4° etapa, desea para Emilio.
Posteriormente a su Emilio, en el que reflexiona acerca de cómo educar, Rousseauexperimenta un cambio en su pensamiento y afirma, que el sistemade educación ha de ser publico y encaminado a la formación de hombres que han de dirigir esa sociedad. Como se puede comprobar este cambio de Rousseau, le acerca muchísimo al pensamiento educativo, que Platón inspira en “la republica”. Sin embargo y pese a esa contradicción, es “el Emilio”, la obra, que expresa el auténtico pensamiento educativo de Rousseau.
Las líneas maestras del pensamiento educativo naturalista, se concretaríasen:
1° “apreciar el valor del aprendizaje de descubrimientos y de resolución de problemas como técnicas educativas.
2° limitar el primer aprendizaje del niño a cosas, que están dentro de su propia experiencia y que por lo mismo, tiene significado para él.
3° someter los derechos de cada niño a consideración individual.
4° Percatarse de la necesidad de entender la naturaleza del niño y el modo como esta se va desarrollando desde la niñez a la adolescencia, y aplicar el conocimiento para determinar lo que debe aprender en cada estadio de sus desarrollo.
5° Tratar al niño como un ser con derecho propio, no como una miniatura de adultos, y por ultimo subrayar el enriquecimiento de su experiencia presente en vez de prepararlo para un futuro distante”.
Finalizado ya el S. XVIII y pese a las ideas innovadoras de Rousseau, la educación se mantenía como un proceso de instrucción formal, inspirado en planteamientos clásico que concebía, que las metas a alcanzar en ello, debían estar encaminadas al logro de la virtud. Se trata de estructurar la mente en la escuela, para conseguir un óptimo desarrollo ético y para ello, era necesario el ordenamiento del conoc9iemnto, que además coincidía con el saber sobre disciplinas como literatura, lenguaje, historia , matemáticas, etc., y esto, era responsabilidad del maestro, que intentaba conseguirlo a través de la memorización, del estatismo, de la no intervención del alumno durante las sesiones de clase y de los premios y castigos incluso aflictivos según el rendimiento.
Dewey propugna un cambio radical en la educación, que tiene que pasar fundamentalmente por el carácter científico que ha de poseer todo proceso educativo que capacite al niño para la resolución de todas las dificultades que surjan en su entorno social. Sería una preparación para la vida del hombre en sociedad, partiendo de los aspectos antropológicos y psicológicos que facilitaran el aprendizaje desde el ambiente a través de la exploración y experimentación y del desarrollo de la creatividad en contra de un tradicionalismo riguroso basado en un memorismo, que no dejaba lugar a posibles interpretaciones y que además no podía cumplir su función adecuadamente en una sociedad cambiante por los avances de la tecnología y el desarrollo industrial y en la que los valores y conceptos de moralidad por ejemplo , no son estáticos sino que proceden y evolucionan con la propia sociedad en la que el maestro y alumno deben de participar, experimentar e influirse mutuamente en un clima de libertad y democracia en el que unos valores impuestos desde arriba, dirigen y determinan el futuro del alumno y a su vez el tipo de sociedad que se desea obtener.
PEDAGOGÍA EN EL SIGLO XVIII
ILUSTRACIÓN Y ESPIRITU DE REFORMA EN EL
PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DEL SIGLO XVIII
El pensamiento pedagógico de la ilustración se centra en “la reforma del país, la promoción socio económica y cultural del pueblo a través de la educación, como fines. La reforma de la enseñanza, de sus contenidos y métodos, como medios y la prosperidad social y la felicidad por las “luces como metas”.
Los planteamientos pedagógicos del S. XVIII son racionalistas y ello determina, profundos cambios en todos los ámbitos desde lo natural al religioso pasando por lo intelectual, lo social y lo económico. “hay un afán por llegar a ideas claras basadas en evidencias o en la experiencia”.
Se marca la separación entre moral y religión y desde la óptica de que solo interesa la felicidad presente, se acatan los dogmas de fe y todo aquello que no pueda ser escudriñado por la razón. La libertad y la tolerancia son dos elementos vertebradores del pensamiento libre pensador.del S. XVIII y es el estado el que comienza a tener las riendas de la enseñanza, discutiéndole a la iglesia el derecho que venía ejerciendo desde la edad media.
En España, el pensamiento pedagógico del S. XVIII tiene obviamente cierto paralelismo con Francia. Los más destacados representes son: FEIJOO, MARTÍN SARMIENTO Y MELCHOR DE JOVELLANOS. Se intenta resolver desde una actuación libre y autónoma del individuo otro tipo de situaciones que afectan a la dignidad individual y en las que el conflicto de valores está presente, aun admitiendo la necesidad de actuar de manera libre y con autonomía personal, para que dicha intervención adquiera un nivel óptimo.
El espíritu de la Ilustración es “un emancipador, de liberación intelectual y moral, capaz de pensar por sí y de obrar por propia voluntad según un orden racional”.
El pensamiento del S. XVIII, es en esencia la confirmación de la razón humana como criterio de verdad aplicable no solo al ámbito del conocimiento sino también al de la viuda, tanto en su dimensión individual como social.
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